sábado, 29 de septiembre de 2012

MERECER GANAR EN LA FORMACIÓN, ¿SOLO?

Esta semana he debatido con dos colegas sobre cómo afrontar los partidos y cómo gestionar una plantilla de chavales. En mi caso, son los cadetes del Indartsu Club, el segundo equipo que milita en la Preferente, los de los otros dos los mantendré en el anonimato.

Entiendo la postura que ellos defendían y es posible que en la siguiente explicación de lo que ellos desean para sus equipos cometa algún error tanto por una posible falta entendimiento por mi parte como por una suyas de argumentación. El caso que para ellos el objetivo es ganar cada partido, en cambio para mí el objetivo prioritario es merecer ganarlo. Porque pienso que así se puede lograr que los jugadores solo se preocupen por su mejora individual y colectiva.


Ellos estudian al contrario al que se van a enfrentar cada semana sin que ésto sea la base de su fútbol, pero no deja de tener un % alto importancia a la hora de afrontar un partido. Como entrenador asumo que el conocimiento de las debilidades y fortalezas del contrario son importantes, pero por otra parte entiendo que cada segundo que se emplea en pensar en el contrario es un segundo que se pierde en pensar en el nuestro, y no porque nos distraiga a nosotros como entrenadores, si no más bien porque puede descentrar o quitar el foco o restar importancia a lo que creo que es más importantes, que es lo que tenemos que hacer nosotros como equipo y cada uno de los jugadores como individuo.

Me explico. A mí me gusta hacer pensar a mis jugadores que si ellos hacen lo que saben y sé que saben hacer muchas cosas y muy bien, por eso les elegimos en su momento, tenemos muchas posibilidades de ganar, que si bien no es el objetivo prioritario en las categorías formativas sí es el aliciente que tienen los jugadores como equipo para saber que están haciendo bien las cosas además del componente emocional de la competición por sí misma. Es por esto que hay que darle importancia a las victorias, su consecución permite tener al equipo motivado y activo, vivo al fin y al cabo, para los entrenamientos durante la semana, pero también tiene su relevancia hacerles entender que no están para ganar si no para mejorar y progresar como equipo y como jugador (entiendo que la mejora personal es obvia).


Uno de mis amigos me realizó la siguiente pregunta: en el último partido de la temporada te juegas el ascenso y ganas 1-0 después de que el contrario haya fallado 9 mano a mano con tu portero, mientras tú has tenido una sola ocasión y la has marcado, ¿no te sentirías contento? Yo le contesté que en ese partido estaría contento porque el ascenso es algo bonito y es algo por lo que en ese caso llevas peleando durante toda la liga, y que estaría defraudado por el partido que habríamos ganado inmerecidamente pero orgulloso por haberlo merecido durante toda la temporada.

El otro amigo me decía que en función del rival podía elegir un 11 inicial u otro según las virtudes y los defectos del contrario, que frente a un equipo superior a priori debe sacar un equipo más "competitivo", más agresivo. Y para mí, lo verdaderamente importantes es que jueguen los que más se lo han ganado durante la semana en conjunción con el estilo de juego protagonista que me gusta instalar en mis equipos (si bien este es el primer equipo que gestiono como primer entrenador y desde la pretemporada).

Seguramente me traicione alguna vez y premie una victoria por encima de la formación integral del jugador. Desde ahora pido perdón a cualquiera de mis jugadores.

Con esta entrada no quiero hacerme ningún tipo de publicidad ni decir que soy íntegro ni nada de eso, es simplemente exponer mi visión de lo que debería ser la formación respetando profundamente las opiniones y creencias así como las distintas necesidades de cada equipo o club que no lo entienda como yo lo hago. Solo digo una cosa: yo lo quiero así y haré todo lo posible para que así sea.

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