lunes, 11 de julio de 2011

El Estrellato y las lágrimas.

De Villaratos, UEFAratos y demás conspiraciones estamos ya un poco hartos. Pero es hoy cuando cuando hace un año empezó una de las conspiraciones que hizo feliz a todo un país, fue El Estrellato. Un grupo de jugadores de fútbol con camiseta roja estuvo tramando durante años la mayor conspiración de la historia deportiva española.
Todo empezó en Aarhus, Dinamarca, cuando este mismo grupo y gracias a un sabio, de cuya procedencia no puedo acordarme, disputó un partido a cara o cruz con la selección danesa sin delanteros prácticamente y se dieron cuenta que jugando con el balón, con tacto, con paciencia y con libertad serían capaces de vencer a cualquier enemigo que se cruzara en su camino. Al año siguiente, los hombres de rojo demostraron a todo el mundo que al fútbol se jugaba con el balón y que no había mejor camino al éxito que ese. Un niño de Fuenlabrada alojó en las mallas de la portería germana el gol que valdría un campeonato que no se había ganado desde 1964. Ya empezábamos a ser grandes.
Dos años más tarde y tras una brillantísima clasificación para disputar el Mundial de Sudáfrica, España era la favorita para llevarse el título a casa. Pero Suiza iba a darnos un cachetazo que aquí se vivió como el fin del mundo, o mejor dicho, el fin del mundial. El siguiente envite se sudó más de la cuenta para derrotar a una selección de Honduras que pantó cara pero que nada pudo hacer ante el dominio apabullante de el balón de la selección nacional, que se había conjurado para ganar o ganar ese partido... con su estilo, ese estilo que un día nació y que por el momento no nos abandonará, mientras haya resultados (esa palabra tan dañina), claro está.
Posteriormente se vencieron a Chile, que nada quiso saber del partido cuando se supo clasificada; a Portugal, que nada pudo hacer para frenar a Fernando Llorente, el faro de octavos, y que contaba con un Cristiano que hacía lo mismo que en todos los partidos importantes, nada; a Paraguay con un sufrimiento inusitado (bendito sufrimiento) donde Casillas tuvo que parar un penalty y Villa anotó un gol que rebotó en los dos palos; a Alemania que nos tenía un respeto enorme tras la final de Viena dos años atrás; y, por último, a un equipo que se hacía llamar Holanda, pero que en nada se le parecía a la Holanda de verdad.
Ese día, un 11 de Julio, Iniesta marcó el gol más histórico. Bastaba ya de derrotismos, de eliminaciones en cuartos árbitros mediante, de injsuticias... Por fin, el fútbol hizo justicia y ganó el mejor equipo, no la mejor selección, el mejor equipo, formado por una gente humilde y trabajadora que un día decidieron que morirían con y por un estilo.
Iker levantó el trofeo que todo amante del fútbol desearía alzar, El Estrellato se había culminado. Las heridas de anteriores decepciones estaban selladas, milagrosas y curativas lágrimas de alegría.

sábado, 2 de julio de 2011

Los dos Messis

Lionel Messi, el mejor jugador del mundo, 2 balones de oro, 3 veces consecutivas máximo goleador de la Chamions League, 53 goles durante la pasada temporada, 4 ligas, 3 Copas de Europa, 4 Supercopas de España, 1 Copa del Rey, 1 Mundial de Clubs y medalla de oro en los JJOO de Pekín y 1 Mundial Sub-20.
El palmarés que atesora el argentino con tan sólo 24 años es espectacular, el 99% de los futbolistas profesionales ni si quiera opta a tener el 10% de lo ya logrado por Leo. Un dato curioso: 13 títulos con el F.C. Barcelona por 2 con la albiceleste. Como diría alguno, ¿por qué? ¿Por qué Leo avasalla en su club y no logra ni acercarse a un título con la selección? Yo creo que es fácil de saber: Xavi, Iniesta, Villa y Pedro son españoles.
Aun así, insisto, ¿por qué? Porque Guardiola le ha dado cobijo en una formación, una estructura y un estilo de juego únicos en el mundo del fútbol. Pedro y Villa saben que si se mantienen en el sitio que les pide Pep, muy pegados a las bandas, el espacio que se genera en el interior es tan grande que Messi puede hacer sus diabluras. Con tanto espacio es capaz de asociarse con Xavi e Iniesta, casi nada, para ir eliminando rivales a base de paredes cuando no es él quien se los quita de en medio regate tras regate.
El Barcelona tiene una solidaridad dentro del campo tal que todos saben que si Messi atrae a dos rivales, uno de ellos siempre estará libre; y si por el contrario, yo, compañero de Leo, estoy muy marcado, hago que él tenga más posibilidades de uno contra uno. Por contra, la selección juega con un centro del campo muy brioso, muy correoso con Mascherano y Cambiasso, con Banega en este caso para crear y con Lavezzi y Tévez arriba. Pero ellos no saben o no quieren saber que si no se abren, si no le dejan espacios a Messi el equipo saldrá perjudicado. Aun así, las mejores ocasiones, excepto el gol del Kun (inadmisible su lugar en el banquillo de inicio) de Argentina frente a Bolivia salieron de las botas de Leo en forma de pases. Lo mismo ocurríó en Sudáfrica, donde Messi era el único artifice de las ocasiones de gol, el famoso "yo me lo guiso, yo me lo como". Tal vez sea por la parálisis que sufren los compañeros al ver a Leo conducir el balón y deshacerse de cuantos adversarios salen a su paso por lo que no puede asociarse y darle fluidez al juego de la selección.
En cambio, sus compañeros en Barcelona son puro movimiento, todo opciones de pase para el poseedor del balón. Y es que lo más fundamental para pasarse es que haya gente libre y en movimiento, no que el poseedor del balón la pase, que también, pero menos.
Parece, por tanto, que no existen dos Messis, si no 2 grupos de compañeros distintos. Si Batista consigue dar con la tecla, con un centro del campo menos destructor y más creativo y con unos puntas más participativos en asociación y posición en el campo, logrará hacer de Argentina el campeón de América.

viernes, 1 de julio de 2011

Hoy no es fútbol, hoy es humor.

Ayer se terminó Buenafuente, un programa que viene de TV3, siguió en Antena3 y termina ahora en laSexta. Empecé viéndolo cuando iba a Valencia y se podía ver TV3, luego le seguí todas las noches en Antena3 y, posteriormente, en laSexta lo fui viendo más esporádicamente vía internet. Aun no viéndolo todos los días como antes, sabía que había alguien que me hacía mucha gracia y que se me hacía fundamental, como un pilar de los que sustenta tu personalidad. Para mí ha sido y es un ejemplo en el humor, pero fundamentalmente en valores, eso que hoy en día parece estar en desuso y que es por esto que así nos luce el pelo en cualquier ámbito de la vida, y hoy más que nunca en el económico.
Desde este humilde y pequeño blog que quiero dedicar al fútbol hago un paréntesis para darle las gracias a Andreu como cabeza visible de un proyecto y una familia de gente que han hecho del humor un estilo de vida. Es por esto que le dedico una creación rapera modesta en ingenio pero ambiciosa en sentimientos:

No voy a llorar
pero ya es tarde,
no puedo parar
porque de mi formas parte.
Ese Buenafuente
nos deja sin programa
a toda esta gente
nos dejas así sin alma.
Qué voy a hacer todo este tiempo
tendré que ir ahora con mucho más tiento,
no sea que otro gran periodista
se convierta en el primero de mi lista.
Todas la risas
que gracias a tí he echado
han ido deprisa,
contigo el tiempo ha volado.
Gracias a ti mis chistes
tienen gracia,
eres mi alpiste,
comida no tiene nada de rancia.

Muchas gracias por todo Andre.
Un abrazo muy grande desde Bilbao.