martes, 25 de septiembre de 2012

EL AROMA DEL ÉXITO. CONFIANZA Y OPTIMISMO PARA EL ATHLETIC

Esta temporada parece ser que ya se nos ha olvidado la magnífica temporada anterior. Para las mentes más olvidadizas (y no soy el más indicado para recriminar a nadie el olvido de cualquier asunto o tema) rescato del baúl de los recuerdos una carta que hace más o menos un año entregué a Marcelo Bielsa para que le hiciera saber a la plantilla la fe y la confianza que tenía en todo el cuerpo técnico y en la capacidad de los jugadores para sacar la situación adelante. Posteriormente también se la entregué a uno de los capitanes, Iraola, a petición del propio Marcelo Bielsa, del que sigo pensando que es un grande, más por su comportamiento ejemplar que por sus conocimientos futbolísitcos que abarcan una gran superficie cuyos límites aún no he llegado a ver y no sé si algún día lo haré. Tampoco dudo de la capacidad tanto en actitud como en aptitud de unos jugadores que el año pasado nos hicieron soñar con algo grande, y por mucho que haya gente empeñada en dar una importancia exagerada y desproporcionada a los títulos, la gran victoria de la temporada pasada fue la ilusión.


Y este año, lo único que no puede faltar es ilusión. La mejor del equipo es sustancial desde el comienzo de la temporada. ¿Hay cosas por mejorar? Por supuesto. Pero no nos olvidemos de que en la victoria también es necesario mejorar. Por fin se empieza a hablar única y exclusivamente de fútbol en Bizkaia.

Nadie dijo que esto fuera a ser fácil, las tormentas amainan siempre, siempre, siempre.


Creamos en ellos porque nos han demostrado que se puede confiar en ellos, porque nosotros sin ellos no tendríamos equipo y ellos sin nosotros no serían jugadores de fútbol. Todos somos uno, todos somos Athletic y debemos remar en la misma dirección, y remar en la misma dirección implica animar sin descanso y confiar ciegamente en las posibilidades.

El camino al éxito, entendiendo éste como la generación de ilusión y esperanza, es como ir escalando el tallo de una rosa, cuesta subir y encima te pinchas con las espinas, sin sufrimiento no hay mejora, pero cuando se llega a la cima es sensacional, es el aroma del éxito.

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