lunes, 13 de julio de 2015

Ser entrenador sin haber sido futbolista de élite

Marco van Basten dejó el banquillo del AZ Alkmaar por estrés. Precisamente él, un exfutbolista de primer nivel mundial, no consiguió aguantar la presión de un técnico.

Arrigo Sacchi: “No sabía que para poder ser jinete se necesitara haber sido antes un caballo”.
Foto: fansshare.com || Arrigo Sacchi llegó al banquillo del Milan sin experiencia como jugador

Lee el artículo completo de Alberto Egea (@esttoper) en Kasier Magazine 

jueves, 9 de julio de 2015

CASILLAS SE RETIRA...

El titular de la entrada refleja lo que se recoge en el sentir de la gente en las redes sociales, y nada más lejos de la realidad. Iker Casillas simplemente cambia de club, algo que no debería haber ocurrido nunca en un club serio, pero que desafortunadamente para los madridistas de verdad y afortunadamente para los demás ha sucedido. Se va al Oporto, a un club donde le quieran, con una afición que le aplauda y que le reconozca lo que haga en el terreno de juego.

En esta recopilación de la última temporada de Iker en el Madrid se puede apreciar lo que es y ha sido para su club. Según los pseudomadridistas en este vídeo se ve al peor Casillas de la historia... el peor... los mejores ni os cuento.


El mejor Casillas no ha estado en el césped, ha estado fuera. Unos le echan en cara por filtrar temas internos del vestuario, los mismos que no demuestran que así haya sido, y los mismos que se han aprovechado de las filtraciones que han ocurrido en todos los vestuarios y en todos los despachos de todos los clubes, porque al final en petit comité los jugadores, los directivos y los técnicos cuentan algún que otro chascarrillo. Le echan en cara también ser amigo de Xavi y Puyol y de llamarles para aclarar el tema de la selección que se caldeó a raíz de unos partidos excesivamente subidos de tono propiciados por el primer instigador que tuvo el capitán blanco, Mourinho, al que si no sigues al pie de la letra te convierte en su enemigo y trata de eliminarte como sea. Iker nunca dijo nada ni lo va a decir, porque ama al Madrid como el que más, porque ese personaje iba a estar de paso y para él el Madrid era otro club más, mientras que para Iker el Madrid es el equipo de su vida.

Muchos años nombrado mejor portero del mundo y sin ser el portero más completo, eso sí que tiene mérito. Todos reconoceremos que su juego aéreo no está entre sus fortalezas y tampoco el juego con los pies. Pues díganme ustedes qué tan bueno debe ser un portero para que con esas carencias sea considerado el mejor portero del mundo. "Es que le tiran a dar", "es que los delanteros fallan"... son los típicos argumentos que esgrimen los que pretenden denostar la imagen de EL SANTO. Yo les digo que si le tiran a dar es porque tapa la portería, porque achica el espacio, porque reacciona cómo y cuándo debe a las necesidades que se le plantea en cada situación y porque la intuición y el talento hacen el resto, que es parar y que no es moco de pavo. Es tan bueno parando que exige un precisión milimétrica a quien osa anotar un gol en su portería, porque cuando no puede acertar lo que intenta es ponérselo lo más difícil posible al delantero haciéndose grande y haciendo dudar al rival.

El vídeo siguiente muestra todo lo que ha hecho Iker por el Madrid, el club de su vida, y muestra lo ingrata que ha sido la gente que dice ser madridista pero le ha insultado y silbado.

Para mí siempre será inolvidable la imagen de Iker Casillas llorando de alegría con el pitido final en la final del mundial.



miércoles, 8 de julio de 2015

MESSI: "ME HINCHARON LAS PELOTAS, ME VOY"

Ezequiel Dalleves escribe lo siguiente en su Facebook:

Messi debería renunciar a jugar en nuestra selección. Llamar a una conferencia de prensa, tomar el micrófono con la mano, mirar a los ojos a todos los periodistas que lo critican y lo criticaron y decir:


-"¿Saben qué? Me cansaron, me hincharon las pelotas. Me voy a casa, a Barcelona, donde me tratan bien, donde me alimentaron y me educaron, donde invirtieron para que yo termine siendo que soy, donde me educaron y me enseñaron a ser respetuoso con el otro, donde la gente es agradecida, donde nadie me cuestiona el compromiso, donde jugar me divierte y no me enoja. Donde puedo errar, pasarme un año sin meter un gol y nadie me condena. Donde soy feliz. Arréglense solos. Vean qué hacen con los que quedan. Fíjense cómo hacen para volver a jugar una final del mundo o una Copa América. A mí me hincharon las pelotas con lo de 'pecho frío', con lo de 'cagón', y con la comparación con Maradona. Elijan el verso, canten que son los papás de los brasileños, insulten a los chilenos, sigan convencidos de que son los mejores del mundo... Porque no lo son. ¿Por qué carajo creen que son los mejores del mundo? Si ganaron un mundial comprando a Perú en las semifinales y ganaron otro porque tuvieron a Maradona iluminado. Y a nadie más que a Maradona, que después de eso no volvió a ganar nada más. Ni una Copa América, ni una Champions League, ni una Liga Española, ni una Medalla de Oro, ni siquiera un campeonato con Boca. ¿quién les dijo que son los mejores del mundo? ¿Y por qué, para ser el mejor del mundo, hay que ganar un mundial? Ahí están Distéfano -que entre otras cosas dijo que yo fui el mejor jugador que vio sobre la tierra- Platini, Cruyff, Zico, Gullit y Van Basten juntos, Cristiano, el pibe Valderrama, Eusebio, la araña Yashin, o el húngaro Puskas. Ninguno de ellos ganó ni ganará jamás una Copa del Mundo, pero a ninguno en sus países le gritaron 'cagón' cuando perdió una final. Me cansé, muchachos, vayan a reclamarles títulos a los argentinos verdaderos. Pregúntense qué hubiera sido de la Selección en los últimos diez años si no hubiera estado yo". Y chau. Y no volver nunca más.

No merece ser argentino. Es una injusticia que nos haya elegido. Deberían permitirle que se eche atrás y decida ser catalán, y jugar con la Selección española.

Demasiada ética tiene para serlo. Juega para que los demás jueguen y no se queja ni humilla al compañero cuando no se la devuelven. Es perfil bajo, no hace declaraciones grandilocuentes, no exclama estupideces que merezcan las celebraciones de las masa que solo entienden la vida entre ganadores y perdedores. No, Messi no es argentino, no lleva el ADN del resentimiento que nos empuja a decirle al derrotado "la tenés adentro", ni les pide a sus compatriotas cuando gana la Champions League "que la sigan chupando".

No alardea de sus botines de oro ni quiere más copas individuales. Nada. Lo único que quiere es ser campeón con Argentina, pero al tipo no le alcanza y "apenas" nos pone en dos finales en una año, una del Mundo y otra de América, y tiene tanta mala leche que las pierde, por un centímetro en Río, por un penal en Santiago, y cuando se larga a llorar, y muerde la bronca, un grupo de gritones que nunca ganaron a nadie le dice: "cagón", "pecho frío" o, lo más gracioso de todo, "antipatria".

Justo a él, que a los 12 años se rajó de este país porque nadie le quiso pagar el tratamiento para crecer, y sin embargo nos eligió para representarnos. Y nos dio un campeonato del mundo juvenil y otra boludez: una medalla dorada en los JJO. Pero eso no cuenta. Es antipatria porque juega mal una final y todas las miradas se posan en él.

Y cuando volvés a ver el partido entendés que cada vez que la tocaba le pegaban, lo rodeaban, lo agobiaban, lo pateaban en la panza y en la tribuna un grupo de enajenados maltrataba a sus familiares que tuvieron que esconderse en un palco... Pero no, para el argentino futbolero y bocón, es un cagón antipatria.

El colmo fue escucharlo a un tal Diego Díaz, un mediocre exjugador de Platense, devenido en actor y después en comentarista de TyC diciendo: "se borró de la final, no tuvo compromiso".

¿Qué final jugó Diego Díaz para autorizarse a decir semejante pelotudez? Ni una del ascenso. Pero agarra el micrófono y desata la injuria sin medir nada. Mucho menos que ese tipo es el más grande jugador que dio la tierra en los últimos 30 años, y que todo el mundo se rinde a sus pies. Y entonces, hay que decirlo una vez más:

Messi no es argentino. No nos merece. No debió elegirnos.

Hoy sería campeón del mundo con España, dos veces Campeón de Europa y estaría disfrutando del sol en la mejor playa dle mundo, corriendo con su hijo Thiago en la arena, sin tener que bancarse a un millón de imbéciles gritándole "cagón".

Messi no es argentino, no nos merece los más mínimo. Es un regalo que nos hicieron y no supimos agradecer ni dimensionar.

Los argentinos no somos los mejores del mundo y deberíamos preguntarnos cuánto menos seríamos sin Lio.

Ojalá renuncie y entendamos qué huérfano de talento y belleza quedará nuestro fútbol. Se lo deseo a él. Se lo deseo a los millones de argentinos que no supimos tratarlo.


EL GOL QUE TE DESANGRA

El gol. Todos alguna vez en nuestra vida hemos cantado uno, o lo hemos metido... en una plaza, en el patio del colegio o en un campo de arena. Pero sólo unos poco afortunados han tenido la enorme suerte y el tremendo honor de haberlo anotado en partidos oficiales, en un europeo, en un mundial y hasta en una final. Meter un gol, dicho sea de paso, es una sensación preciosa, la explosión de un volcán que te nace dentro.

Pero el gol es como una moneda y tiene dos caras. Poco o nada se habla de la crudeza de encajarlo, el golpe psicológico que sufres, el que rompe ilusiones y hunde hasta al mejor de los equipos. Y es aquí donde nos detenemos.

En la última década el fútbol ha evolucionado brutalmente a nivel tecnológico con métodos de scouting de rivales, de recogida de datos (distancias recorridas, frecuencias cardíacas, esfuerzos según intensidades...)... que ahora se antojan esenciales, y no ya para tener ventaja sobre los demás, sino que para no tener desventaja a la hora de afrontar un partido. La preparación de los partidos está llegando a límites antes inimaginables. Los jugadores conocen a sus rivales a nivel físico, técnico, táctico y psicológico, pues toda información sobre los demás es vital porque el fútbol es bien sabido que es un juego de errores más que de aciertos, y por tanto se quiere "acertar cuando el otro falla".

Los partidos se desgranan y se detallan hasta la obsesión. Los entrenadores quieren tenerlo todo controlado y se les hace ver a los jugadores que si controlan todas las situaciones se va a ganar. Se debe saber atacar en diferentes momentos y en distintos lugares, "el partido pide vértigo unas veces y pausa en otras". Saber defender en función del propio equipo es básico para todos, así como controlar las transiciones. La obsesión de los entrenadores modernos es manejar y controlar los cuatro momentos del fútbol.

Desafortunadamente para los entrenadores hay algo que se escapa al control, algo que agita a jugadores y técnicos: el gol. El gol lo cambia todo. Si el fútbol es un estado de ánimo como lo definía Valdano, el gol es el termómetro. Unas veces es el afortunado y ansiado gol y otras veces se convierte en el desafortunado y maldito gol, siempre, claro, en función del color del prisma con el que se observe.

Vayamos a los últimos eventos más importantes, y veamos como un simple gol ha descompuesto a equipos que son de los mejores del mundo:


Mundial 2014: Brasil 1-7 Alemania
Champions League 2014: Bayern 0-4 Real Madrid
Champions League 2015: Bacelona 3-0 Bayern
Mundial Canadá: USA 5-2 Japón.

En todos los partidos se ha querido controlar en la preparación todo hasta el exceso. Tienen a los mejores jugadores del mundo y a los mejores entrenadores. Se plantean los partidos de la forma más lógica y coherente posible. Pero en todos ocurre lo mismo: todos los partidos se rompen con un gol. Los partidos explotan y ya no hay nadie que controle nada. El equipo que recibe el gol se hunde, se aplatana, recibe una herida tremendamente profunda, noqueado como un boxeador besando la lona, tan dolorido como perder un partido con un triple sobre la bocina. Pero lo peor no es eso, lo peor es que el balón sigue rodando una vez han pasado unos segundos y sólo queda seguir jugando. La desorientación se apodera del equipo, porque hay goles que duelen pero hay otros goles que te desangran.

Quizás, como en muchos ámbitos de la vida, se quiere controlar lo incontrolable. Preparar psicológicamente a los equipos para el gol debe convertirse en algo prioritario, entender la fuerza mental como una pieza más del engranaje del equipo.

"Tienes que tener espíritu de lucha. Tienes que forzar jugadas", Bobby Fischer, ajedrecista.

Idea y texto original de David Delgado   en Twitter