miércoles, 5 de septiembre de 2012

FÚTBOL (I). ALGO PRESCINDIBLE

Aprovechando el parón para las selecciones voy a tratar el tema del fútbol en su sentido más amplio en las dos próximas entradas. En esta primera resumiré los puntos que sitúan al fútbol en lo más superficial e innecesario con los argumentos de sus detractores.


La tan manida expresión "no sé que le veis a algo en el que aparecen 22 tíos en pantalón corto dándole patadas a un balón" es tan simple y está tan llena de ausencia de matices que nos enerva a los que amamos el fútbol porque se pone en tela de juicio la enorme dificultad que posee este deporte y no tiene en cuenta las pasiones que mueve con el mero sentimiento de pertenencia a un club vinculado a unos valores y a una idea de lucha deportiva con los vecinos.

Otra justificación para denostarlo es acudir a la inteligencia de los jugadores y a su egocentrismo. Y esto no es diferente a lo que ocurre en la sociedad, los hay listos y los hay menos listos, los hay solidarios y los hay que no lo son, lo único claro es que si un futbolista no trabaja en equipo no obtiene premios, como en la vida misma, así que egoístas ¿en qué sentido?


También existe otra coletilla para demonizar el fútbol, y es justificar lo absurdo del ejercicio que se practica por unos millonarios. En este sentido hay que destacar tres cosas. Una, los que son millonarios lo son porque cada tres días hay entre 20.000 y 90.000 personas que pagan más de 20, 30 y en ocasiones 100 y 200 euros por verles jugar. Dos, que los futbolistas que son millonarios son pocos en comparación con el número de profesionales que se dedican a ello. Y tres, los que son millonarios, es evidente que tienen unos sueldos desorbitados, pero no por desorbitados son inmerecidos, si los ganan es porque los generan, repito, los millonarios, o mejor dicho los multimillonarios.

Podríamos mandar los que amamos el fútbol a todos ellos a tomar un refresco de naranja, pero preferimos explicar por qué nos gusta tanto verlo, practicarlo y entenderlo para mejorar en la práctica a los nos rodean. Y es a lo que me dedicaré en la siguiente entrada.

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