Su carrera como técnico comenzó en 1995 al mando de la Gimnástica de Torrelavega en Tercera División logrando el ascenso al quedar como campeón de grupo e invicto en la liguilla de promoción. La temporada siguiente ascendió al filial del Racing de Santander a 2ª División B. Estuvo tres años sin entrenar y en la temporada 2000-01 no pudo evitar el descenso a Tercera del filial racinguista, recuperando la categoría en la temporada siguiente. Fue entonces cuando de la mano de Dimitry Piterman pasó a dirigir al primer equipo, aunque dimitió por las ganas del dirigente ruso de mandar también en la parcela deportiva.
En la temporada 2003-04 ascendió al Levante U.D. a 1ª División, pero no tuvo continuidad en el cargo y se fue al Real Murcia a la división de plata, donde fue cesado en la decimotercera jornada. Volvió de nuevo al Racing en la 2005-06 y dimitió a falta de 4 jornadas ante la sensación de imposibilidad a la hora de salvar al equipo. Ese mismo verano firmaría como técnico del Sporting de Gijón en Segunda y en la temporada 2007-08 lograría su quinto ascenso, haciendo que el conjunto sportinguista disfrutara hasta la actualidad de las mieles de la máxima categoría.
Su honradez, su nobleza y su peculiar estilo de afrontar los envites con valentía y descaro hacen que Manolo haya sido un grande, una muestra más de que la grandeza no se mide en títulos. Una muestra más de que cuando se pierde sin hacer las cosas con valentía no queda nada. En este caso sí queda, queda el recuerdo de un hombre fabuloso.
Siempre con nosotros, descanse en paz.
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