El día en el que España se jugaba el pase a cuartos y no solo seguir defendiendo su estatus de campeón de Europa, sino el hecho de hacer historia siendo la primera selección en hacer el triplete, los jugadores y el entrenador se atenazaron y tuvieron miedo.
Cuando a Vicente Del Bosque le tocó elegir entre "ser" o "no ser" eligió "no ser". Y es que el equipo no fue el de siempre, no jugó a ganar sino que lo hizo a no perder, y eso se llama especular. Es posible que durante el pasado Mundial ya se hiciera, pero contra Alemania en semis, Holanda en la final, Paraguay y Portugal en octavos y cuartos, en esos momentos entiendo la presión de afrontar el campeonato mundial con ilusión y cierto nerviosismo de ir avanzando rondas. Pero que a estas alturas a jugadores como Piqué, Ramos, Xavi, Iniesta, Silva, Alonso, Busquets... les pese la responsabilidad me suena más a excusa que a otra cosa.
EL BANQUILLO, DE ADORNO
Los cambios son casi siempre los mismos. España podría hacer una convocatoria de 15 jugadores, los otros 8 sobran. Jamás entenderé por qué con la entrada de Navas se prescinde de una referencia, si cada vez que llega a línea de fondo y levanta la cabeza para centra no hay nadie, ¿de qué sirve llegar hasta ahí? ¿por qué Llorente -máximo goleador nacional de la temporada- está tan infrautilizado? Sí, es cierto que tras los cambios el equipo siempre termina ganando, pero si hemos sido grandes ha sido por el estilo, unido evidentemente a los títulos, pero sin estilo no vamos a ningún lado, y el estilo se está diluyendo en los pases inofensivos en el centro del campo. Primero se juega -el cómo- y luego se gana -para qué-.
Sigo sin comprender el doble pivote Xabi-Busquets. Son tan parecidos que se copian los pases y el juego se resiente en la velocidad y más aún si Arbeloa, que no tiene nivel selección, y Jordi Alba no se abren bien y le dan profundidad al equipo. Es entonces cuando uno de los dos medios podría incrustarse entre los centrales y ganar en salida de balón, en posicionamiento y capacidad de aprovechar los espacios interiores gracias a la amplitud que generarían los laterales así como los espacios para éstos con el juego interior que ofrecen Silva e Iniesta. El resultado es un juego plano, nadie que dé profundidad, nadie que proporcione amplitud y un embotellamiento que beneficia la tarea del rival.
AUTOCRÍTICA
Y es en este momento en el que hecho en falta autocrítica. No por darme la razón, ni a mí ni al resto que ve que las cosas no se están haciendo del todo bien, si no con motivo de enmienda, la culpa no es siempre de los jugadores -está claro que ellos pasan, chutan, centran, corren, entran, saltan...- pero los movimientos son siempre los mismos, son predecibles, todos los balones al pie y es que solo se ha hecho daño cuando el balón se ha pedido y se ha entregado al espacio. Parece que las críticas u opiniones contrarias a los que se ve en el campo sean ataques personales, y nada más lejos de la realidad. Vicente en vez de dar explicaciones o argumentar lo que hace parece que trata únicamente de defenderse. Me gustaría ver en esta situación el estilo de las críticas si el seleccionador fueran Clemente o Luis Aragonés.
Dice Del Bosque que "todos aquellos que dudan -dudamos- no tienen criterios firmes". Pues creo que se equivoca. Si dudamos es porque estamos viendo que nos la pegamos. El criterio es firme: primero se juega bien y a través del buen juego luego se consiguen los resultados.
"SAN" IKER
Estamos hablando solo de fútbol y queremos ver a una España que ataque, que busque los partidos. Ayer a penas se crearon ocasiones de gol, Pletikosa fue casi un espectador más y no podemos estar esperando que Casillas nos salve la papeleta -que, por cierto, ya le va tocando el balón de oro-, que se especule. Porque me parece inconcebible que un centro del campo con dos medios centros y con los dos latearles cortos nos pillen varias veces a la contra con la defensa desguarnecida cada vez que se pierde el balón. Es como si la manate fuera más corta de lo normal, no tapa la cabeza ni los pies.
Ahora es el momento de SER, un desliz te manda a casa. Y se es como se ha sido, con ambición, con ganas de ganar y de ofrecer espectáculo, esa es la victoria más importante.
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