jueves, 14 de febrero de 2013

OLD TRAFFORD, EL CLÍMAX DEL BIELSISMO

He de reconocer que cuando Josu Urrutia propuso a Marcelo Bielsa como entrenador para el Athletic en las elecciones a la presidencia del club en 2011 simplemente me gustaba por no ser Joaquín Caparrós, entrenador al que admiro por su trabajo en los dos primeros años en el Athletic a la hora de coger un equipo casi muerto y reconstruirlo poco a poco, sin embargo el día que el equipo tuvo que dar un salto cualitativo por el elenco de futbolistas buenos que atesoraba la plantilla no se dio y pasamos dos años queriendo soñar pero sin plasmarlo primero en el juego y por ende en los resultados.


Para mí Marcelo Bielsa era casi un desconocido como entrenador, evidentemente le conocía pero no más allá de ser el seleccionador de Argentina en el mundial de Corea y Japón, el seleccionador olímpico en Atenas y entrenador del Espanyol en 1998. No conocía su exitoso trabajo en Newell's ni en Vélez. Así que como posible entrenador del club de mis amores empecé a medio documentarme sobre lo que nos esperaría más adelante con vídeos de youtube, charlas, comentarios, artículos...

Pero nada podía hacerme imaginar que llegásemos a ver y oír lo que vimos y oímos. Y menos aún todo lo que sentimos. Nada hacía presagiar lo bien que lo pasamos, sobre todo con ese comienzo en liga tan pobre en resultados, pero más que prometedor en juego, o por lo menos en eso confiaba yo contra viento y marea, con cada crítica yo solo podía pedir paciencia y confianza en lo que se estaba haciendo, todo lo que se trabajaba traería sus frutos. Me alegré y me alegro de que así ocurriera. Puede sonar a ventajista pero los que me conocen bien saben que he sufrido cada vez que alguien se metía con el chándal de Marcelo, pues los argumentos futbolísiticos que esgrimían muchos no tenían donde caerse muertos. Para mí los valores que siempre ha transmitido Bielsa están muy por encima del juego, y por supuesto de los resultados; ambición, honestidad, nobleza, empuje, valor, coraje, responsabilidad, honor...

El equipo fue para arriba a partir de ganar en Anoeta y en San Mamés al multimillonario PSG. En liga se fueron sumando puntos hasta llegar a la zona noble y en Europa se nos plantamos en 1/16 de final como líderes de grupo a falta de una jornada. Y todo bien aliñado con un juego vertiginoso, profundo, asfixiante, con un derroche físico y mental descomunal, fuera de lo normal, avasallando a todo rival que se pusiera por delante. Y llegó el ilusionante cruce en 1/8 de final con el Manchester United, ida en Old Trafford y vuelta en San Mamés.

Cualquiera se hubiera frotado las manos solo de pensar en traer un resultado que nos permitiera soñar en la vuelta en casa, que simplemente fuera remontable sin ningún tipo de heroicidad, un empate o una derrota por un gol habiendo marcado... Pero no.


El resultado y el juego superaron cualquier espectativa, los 8.000 aficionados que animaron y silenciaron "el teatro de los sueños" viajaban a apoyar a su equipo y a visitar un estadio mágico y mítico. Y a fe que fue mítico y mágico, a nadie se le borrarán las imágenes ni lo sonidos ni los sentimientos, ni a los que viajaron ni a los que lo vivimos en el bar de siempre. Poco hay que contar de aquella noche, los goles de Llorente, De Marcos y Muniain remontaron el inicial de Rooney, Old Trafford vibraba, las gargantas rojiblancas no pararon de animar, de cantar... de soñar. Dejo 4 links que me han puesto la piel de gallina recordando aquellos momentos, 3 vídeos y lo que escribí yo al día siguiente en el blog.

http://www.youtube.com/watch?v=gxa7dKe43as
http://www.youtube.com/watch?v=YRVc0RJaJzM
http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=dxZNoaFwgjo&NR=1
http://laquimicadelfutbol.blogspot.com.es/2012/03/old-trafford-el-teatro-de-los-suenos.html

Ahora el Madrid debe viajar a Manchester y remontar el 1-1 que se lleva de Madrid. El resultado puede ser el mismo o hasta superior, o inferior, pero dudo mucho que el juego de los blancos se acerque siquiera al del Athletic, y dudo aún más de que sus aficionados disfruten tanto como los hicimos nosotros.


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