La presión avanzada de los de Simeone y la poca o nula capacidad bilbaína para sacar el balón jugado hacían presagiar un desenlace funesto del encuentro, para suerte de los de Bielsa el final fue menos de lo que pudo haber sido. Sin confianza y sin movilidad es imposible jugar, no sé a qué se debe, pero este equipo es capaz de jugar bien y se demostró contra el Helsinki (sí, vale, no es el Atlético, pero un mal equipo no le mete 6 jugando como los ángeles durante todo el partido).
Todos los balones divididos, todas las disputas, todos los choques cuerpo a cuerpo eran para los colchoneros con los del Athletic lejos siempre de los jugadores rivales. Desconozco los motivos, pueden ser físicos, que no se haya llegado aún al punto óptimo; puede ser psicológico, que todo el verano convulso haya pasado factura; mala preparación semanal, quizá es posible abstraerse del lío de las posibles ausencias pero no siempre se consigue.
Lo que sí está claro es que no se puede dejar a tres delanteros contrarios mano a mano con tres defensas. Y menos aún dejar a cualquier central con la única marca de Falcao y sin coberturas. No es problema de hombres, ayer fue problema de sistema defensivo pues cualquier acometida del Athletic siempre se encontraba con las trabas de los colchoneros, en cambio las acometidas de éstos encontraban pasillos y espacios libres por los que entrar como un cuchillo en mantequilla. Este mismo equipo, el Atlético, no pudo marcar y casi crear ocasiones al Levante hace una semana, solo lo consiguió con un tiro lejano de Arda.
Tampoco logro a entender las ausencias de Castillo, Ekiza y Ramalho en defensa y la presencia de dos no defensas como Gurpe e Íñigo Pérez.
Lo peor es la preocupación asumida y expresada por Marcelo Bielsa en rueda de prensa.
Desde aquí quiero agradecer a los jugadores que quieren tirarse del barco.
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