martes, 8 de abril de 2014

EL ATHLETIC, COMO UN TIRO A EUROPA

No se amedrentó el Athletic ayer en el Ciutat de València, al menos en la primera parte, donde llegó a abusar de un Levante quizás relajado, timorato o simplemente no sabía si hacía poniente o levante porque los jugadores de Valverde dieron una lección de fútbol completo, hasta psicológico, pues tras fallar un penalti (sí, otro más) el equipo siguió presa de la fe, la confianza y la ambición que caracteriza a este equipo desde hace dos temporadas y dominó sin descanso todas las facetas del juego habidas y por haber.

Afrontar el envite en una plaza en la que Madrid, Barcelona y Atlético han sufrido, con el Sevilla pisándote los talones y salir en la manera en la que se saltó al campo, tiene mucho mérito y habla muy bien de lo que es este equipo. Atrás quedó pensar que la Champions es para otros, que mantenerse en primera año tras año con nuestra filosofía limitante es un éxito y otras bobadas que se oían años atrás. Esta vez se puede pelear por ganar títulos, la plaza Champions es para nosotros porque somos mejores y la filosofía es una fortaleza porque nos une y nos hace únicos en el mundo, por el cómo y no por el qué o el cuánto, eso ya es éxito.


Los goles de Aduriz, que se merendó a los centrales granotas, pareció dejar el partido visto para sentencia si la segunda parte hubiera llevado los mismos derroteros que los primeros 45 minutos. Sin embargo, la ausencia de Mikel Rico (quién me lo iba a decir a mi...) se notó en ese otro fútbol que suele plantear Caparrós, y aunque Morán rindió a un alto nivel, no tiene esa experiencia del de Arrigorriaga ni su ritmo de partidos. Puede sorprender que la alternativa a Rico fuera Morán y no Beñat, y es que en los minutos que estuvo en el campo Beñat demostró de sobra por qué Valverde no le ve como una alternativa clara a estar en esa terna de 14-15 jugadores útiles.

El de Igorre protagonizó 4 acciones muy esclarecedoras. Ante un despeje de un contrario que te está metiendo en tu campo no puedes hacerte más pequeño y encogerte, gírate para protegerte pero no te amilanes; en un balón dividido en el que tiene ventaja espacial, es incapaz de meter el pie para llevarse el balón que se acaba llevando un rival; en un balón aéreo es capaz de encoger el cuello y regalar el balón que podía poner a disposición de un compañero cercano ante la presencia de un contrario; y el colmo es sacar una falta, que es su especialidad, de una forma horrible cruzando el área rival de lado a lado y bajando el balón con nieve.

Dicho esto, el equipo en la segunda parte renunció al balón porque se dedicó durante los primeros 20 minutos a quitárselo de encima muchas veces sin motivo y sin presión levantinista. ¿La consecuencia? El peligro que generaba el Levante y por consiguiente el gol en propia de San José. Aun así hay que admirar la capacidad de sufrimiento de un equipo que tenía una salida complicada y de la que se fue con 3 puntos en el bolsillo. La Champions está más cerca.

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