jueves, 31 de octubre de 2013

EL EQUIPO DE MI VIDA

Cuando vayan a leer este post podrían pensar que voy a hablar del Athletic, algo que también esperaría yo si lo leyera de un blog de fútbol cuyo contenido es al 99% rojiblanco. Pero esta vez no será así.

El otro día, un componente de mi club, de mi equipo para la vida compartió un vídeo y me hizo reflexionar. Más que reflexionar, me hizo ser consciente de que la vida es como el fútbol. Uno dispone de gente a su alrededor, personas que salen del equipo, unas que vienen y se van, otras que aparecen... y como en el fútbol uno tiene la misión o el objetivo de hacer la mejor temporada posible con los recursos humanos de que dispone.


¿Qué tienen en común aquellos que permanecen a tu lado pase lo que pase y te equivoques las veces que sea? Pues el amor a unos colores, el amor a tus colores, la fidelidad, al fin y al cabo. Y como en un equipo de fútbol, cada uno tiene una función, los porteros, los defensas, los medios, los delanteros, cuerpo técnico, directiva,... En cada momento uno necesita que cada pieza del engranaje funcione como debe cuando es requerida por la situación que uno vive.

A veces hay defensas que se enfadan con el entrenador porque quieren ser delanteros y marcar goles, los suplentes se desmotivan o se cabrean porque quieren jugar más, pero lo que realmente hace grandes a los defensas es evitar que a tu equipo le marquen gol, más allá de marcar alguno en alguna ocasión de estrategia; y a los suplentes les hace grandes el hecho de no rendirse porque solo pueden jugar 11 y el hecho de estar siempre preparados cuando ingresen al campo y rendir como se espera de ellos.

Durante la temporada habrá altibajos, gente que tenga mejor o peor momento de forma, lesiones, desmotivaciones... y es ahí donde le toca a uno estar a la altura del escudo que defiende para darle el apoyo a quien lo necesite, estar al servicio de tu club. Y habrá partidos en los que uno deba remontar y necesite la ayuda de todos y cada uno de los componentes del club, porque rendirse es la única manera de haber perdido.

Así que desde estas líneas agradezco a todos los que formáis parte de mi equipo, porque la fidelidad es un amor incondicional que perdona y olvida (no entiendo uno sin el otro, pero eso es tema para otro post) sin importar el daño que uno haya podido causar siempre y cuando éste sea involuntario porque uno ha creído que las decisiones que toma y las acciones que realiza han sido fruto del querer hacer lo correcto. A los que ya no estáis solo os puedo desear que os vaya bien en vuestro equipo y que las puertas de mi club siempre están abiertas para todo aquel que quiera estar y, por supuesto, para todo aquel que quiera irse, que aquí no se retiene a nadie, no hay cláusulas de rescisión ni contratos que cumplir. Del mismo modo deseo que haya gente que sienta que formo parte de su equipo y si encima soy una pieza fundamental o el capitán, pues mejor.


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