Athletic Club y Espanyol se daban cita en San Mamés esperando un pinchazo del Levante en casa frente al Racing que sí sucedió, pero que ninguno de los dos contendientes pudo aprovechar tras empatar a tres en un partido lleno de ritmo bajo el frío y la lluvia intensa, a veces granizo.
Marcelo Bielsa daba descanso a Amorebieta, Herrera y Susaeta dando entrada a San José, Íñigo Pérez y David López pues el cansancio y el desgaste a estas alturas de calendario y tras un mes muy exigente empiezan a aparecer, y además el martes se juegan el pase a una final de copa tres años después obteniendo el premio de la clasificación para competición europea la próxima temporada, puesto que el otro finalista saldrá de dos equipos que presumiblemente y sin hecatombe de por medio jugarán la Champions.
El brioso salto al campo de los leones tuvo su recompensa en forma de gol cuando Óscar De Marcos, uno de los jugadores más en forma de la plantilla y observado últimamente por el seleccionador nacional Vicente Del Bosque, aprovechaba un mal despeje de la zaga periquita para hacer un caño a un defensa y alojar el cuero en el fondo de las mallas de un punterazo ante la entrada de otro jugador blanquiazul. Pero poco duraría la alegría, pues Romaric hacía lo propio tras una nueva falta de contundencia entre los rojiblancos y engatillaba un balón al borde del área ante el que Iraizoz poco pudo hacer.
PATINAZO EN EL ÚLTIMO SUSPIRO
Tras el descanso, Herrera y Susaeta entraban al campo, pero cuando aun no se habían adaptado al ritmo del partido Weiss lanzaba un misil que se coló por encima de un meta rojiblanco que quizá pudo hacer algo más para evitarlo. Quedaba aun toda la segunda parte para remontar, y se logró.
El empuje de los leones tuvo su recompensa cuando Fernando Llorente, el delantero español más en forma (lleva 6 goles en 4 partidos consecutivos), remataba de cabeza a la red una falta botada por Susaeta. Posteriormente Javi Martínez remataba a las redes de un cabezazo perfectamente dirigido fuera del alcance de Casilla un envío de Herrera. Aunque se tuviera la ventaja en el marcador los pupilos del técnico rosarino seguían buscando la portería de los de Pochetino, y en una de las numerosas ocasiones de que dispuso el equipo local Susaeta estrellaba en la escuadra un disparo que hubiera cerrado el partido.
El Espanyol apretaba en busca del empate y lo logró tras el enésimo resbalón dentro de la plantilla vasca (jamás entenderé por qué somos el equipo que más resbala en su propio campo sin que a los contrarios les ocurra lo mismo, habrá que analizar los tacos de las botas). Un balón a la espalda de Javi Martínez era rematado a la portería con violencia por Albín dejando las tablas en el luminoso, justo resultado al fin y al cabo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario