La intensidad con la que los rojiblancos afrontan los partidos es digna de elogio, esfuerzo, sacrificio, entrega son los valores que muestran, y se han convertido en su leitmotiv semana tras semana, independientemente del acierto en las áreas fruto más de la "suerte" o el "azar" o del estado de forma/ánimo particular del jugador en cuestión. Si a todo esto sumamos ratos de buen juego, combinativo y alegre, acoso del área rival, entradas por las bandas y penetraciones interiores, tenemos como resultado un cuarto puesto más que merecido.
El único pero que pongo es que no me enamora el equipo, evidentemente del escudo y de los colores uno ya lo está y eso es para toda la vida por lo que la alegría cuando se marca y se gana es siempre de un nivel altísimo, sin embargo necesito algo más que no soy capaz de descubrir ni de definir. Lo que no quita para que disfrute y me alegre como siempre cada vez que veo la clasificación con la esperanza y la ilusión de oír el himno de la Champions la temporada que viene y pasear nuestros valores por todo el continente.
Rico jugando, Herrera robando balones, Susaeta generando mucho peligro, Muniain siendo el catalizador del juego, Iturraspe como piedra angular, San José de goleador... y suma y sigue con cada uno de los 13-14 jugadores que forman la columna vertebral.
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