Los de Valverde, agarrados a la cuarta plaza desde la jornada 15, que se dice pronto, son uno de los equipos más fiables de la competición. Un conjunto que domina y que no especula, y gracias a ambas está donde está. No es menos cierto que el Sevilla viene de jugar el jueves y el próximo jueves debe sentenciar el pase a la final de la Europa League, pero el premio de la Champions no puede ser tirado por la borda especulando ante un equipo que te hace un roto como le dejes pensar y maniobrar.
El Athletic, como nos tiene acostumbrados desde hace 3 temporadas va con todo contra todos, casi a pecho descubierto, noble en sus recursos y en sus intenciones, sale a ganar queriendo el protagonismo, sin ceder terreno ni balón. La cabalgada de Iturraspe en el minuto 80 desdoblando por banda a Muniain (¡¡¡el mediocentro más defensivo adelantando al extremo!!!) transmite fielmente lo que es este equipo: pundonor, esfuerzo, sacrificio, alma, corazón y ambición.
Mirar de frente a cualquier rival, sea quien sea, saldrá bien o mal, pero que dependa de mí si pierdo y si gano, el azar es muy caprichoso como para dejar en sus manos mi destino. Esto es el Athletic. Y ahí tiene su premio, tres jornadas para materializar todo por lo que han trabajado y luchado desde agosto. Es para estar orgulloso, tanto ellos por su premio como los aficionados por verlo y por sentirnos partícipes de este éxito, que no es la meta, no se confundan. El éxito ha sido el camino, el esfuerzo y la entrega, la fe y la confianza, la ambición y el protagonismo. Soberbio.
Sí, podéis soñar, cerrad los ojos y dejaros llevar...